España, Islandia, 2006-07

En este proyecto se conectan los estados anímicos y los lugares. El paisaje poético aparece como reflejo de lo que sienten las personas. Es como si el estar en ese lugar te facilitara la evocación de la emoción interna. La frontera entre lo imaginado y lo real queda difuminada hasta casi desaparecer. Son estados del alma que vehiculan entre un mundo, la mayoría de las veces, onírico. Tal vez porque es el inconsciente el que se manifiesta en tales ocasiones, al ser todo extraño y no reconocerlo como un espacio conocido. Y así es más fácil llegar a la esencia de nuestro ser, aquella que nos define. Una fotografía que se adentra en la psicología del personaje, para contarnos su historia.